En el primer trimestre de 2017 se movieron cerca de 3.000 millones a través de Internet ► Un estudio de la USC desvela que unos 5.000 gallegos de entre 15 y 17 años apuestan en páginas de azar
Así, mientras que en los años más duros de la crisis el juego presencial perdió fuelle y registró grandes bajadas en las cantidades de dinero jugado (aunque ahora empieza a recuperarse), desde su regulación, en junio de 2012, el online no ha hecho más que aumentar. Según datos de la Dirección General de Ordenación del Juego, de los 2.726 millones que se jugaron ese año ha aumentado hasta 10.885,9 en 2016 y tan solo en el primer trimestre de 2017 las cantidades jugadas ya estuvieron muy cerca de los 3.000 millones.
Un 7,3% de los estudiantes de ESO del concello de Pontevedra apostó en juegos online en el último año
Lo que se oculta detrás de estos datos es una enfermedad de la que cada vez se habla más, la ludopatía. Las nuevas tecnologías han vuelto aún más popular una adicción que hace poco más de 20 años que se trata, provocando que cada vez más gente joven acuda a grupos de autoayuda para superarla. De hecho, según un reciente estudio realizado en la Universidad de Santiago, el 6,5% de los adolescentes gallegos entre 15 y 17 años -alrededor de 5.000 menores- apuesta a través de páginas de azar. El equipo investigador, liderado por el profesor de la Facultade de Psicoloxía Antonio Rial Boubeta, concluyó además que el 10% echa mano de la paga o del dinero de sus padres para gastar en páginas web de azar. En Pontevedra, el dato es más alarmante pues, según un estudio realizado este año por el Concello entre 2.937 estudiantes de ESO, el 7,3% aseguraba haber apostado en juegos online en el último año.
Asimismo, la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) alertaba el pasado año de un aumento de los casos de jóvenes y adolescentes adictos al juego online de forma patológica, una problemática que suele llevar asociados trastornos mentales como la fobia social, el trastorno obsesivo compulsivo o el déficit de atención. Así, aseguran que con sus características intrínsecas, el juego por Internet tiene más probabilidades de resultar altamente adictivo que el juego presencial.
De todas formas, como afirma Germán Gusano, director de la Fundación Codere, «no existe una clara distinción entre jugadores problemáticos presenciales y los específicos online, aunque sí ha disminuido tanto la edad de inicio, como algunos parámetros tradicionales del posible trastorno».
El auge del juego online también se puede ver en las personas que posee una cuenta en las páginas dedicadas al mismo. Así, en los tres primeros meses de 2017, se registraron 593.052 usuarios nuevos, un aumento del 2% respecto al mismo periodo del año anterior. De hecho, 985.333 personas admitían haber jugado al menos una vez en 2015, cerca de un 20% más que en 2014. En cuanto al perfil de jugadores, casi ocho de cada diez son hombres y la edad más representativa está entre 26 y 35 años, con un 37% del total.
Por tipos de juego, lo que más triunfa a través de Internet son las apuestas. Así, de todo el dinero jugado en el primer trimestre de 2017, estas acapararon el 46,33%, seguidas del casino (cerca del 40%) y, mucho más lejos, el póker (con el 13,52%), y el bingo (0,57%). Anecdótica es la franja de mercado que abarcan los concursos, que no llegan ni a una décima del total (0,04%). Mientras que las cantidades jugadas en casas de apuestas online y casino aumentaron con respecto al primer trimestre de 2016 (un 3,96 y un 31,3%, respectivamente), en el bingo se han reducido alrededor de un 10%, en el póker un 1,79% y, en el caso de los concursos, esa bajada se sitúa en el 33,78%.
PUBLICIDAD. La publicidad es un factor fundamental en las estrategias de los operadores de juego online. Eso implica que, a la vez que aumenta el auge de este canal, también lo haga la inversión publicitaria. Así, mientras que el gasto en publicidad se situó en 22,36 millones de euros en el primer trimestre de 2015, esta cifra aumentó hasta 28,02 en los mismos meses de 2017, lo que supone una subida del 20 por ciento.
Lo que más triunfa a través de Internet son las apuestas, que acaparan el 46,33% del dinero jugado en el primer trimestre de 2017
La Ley de regulación del juego aprobada en junio de 2012, que legaliza el juego online después de años en el limbo, anunciaba que regularía la publicidad mediante un real decreto. Sin embargo, casi cinco años después, sigue en el aire. Lo único que tiene como límite es la protección de consumidores y usuarios de los juegos de azar y la de los menores. Sin embargo, no hay, entre otras cosas, limitación publicitaria a los mensajes en horario infantil y partidos políticos como el PSOE piden aplicar a la publicidad de juegos y apuestas la misma restricción que a alcohol y tabaco.
Por otro lado, la promoción del juego a través de Internet no solo se basa en la publicidad tradicional, sino que hacen uso de bonos u otros obsequios, sin depósitos previos o multiplicando el dinero empleado, contribuyendo de esta forma a fomentar el juego. Así, en el primer trimestre de 2017, los operadores de juego en línea gastaron 16,99 millones de euros en bonos, aumentando un 33,25% en los últimos dos años.
PRESENCIAL. Pese al auge del juego en línea, el presencial no se queda atrás. Aunque se resintió durante los años más duros de la crisis, en 2015 volvía a cifras de 2001, pues, según datos del Anuario del Juego en España elaborado por la Fundación Codere, los españoles se gastaron cerca de 25 millones y medio en loterías de la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (Selae) y la Once, casinos, bingos, máquinas, apuestas deportivas en hipódromos y sorteos y loterías regionales, mientras que en ese año el online movió poco más de ocho millones y medio.
Mientras que la Lotería de Navidad y el Sorteo del Niño se mantuvieron casi a salvo de los vaivenes del mercado, las apuestas deportivas privadas están en crecimiento y los salones de juego muestras signos de revitalización gracias a la renovación de sus modelos de negocio. En la otra cara de la moneda, tanto la Quiniela como otras apuestas de Selae y los productos de la Once están en declive, pese a la recuperación coyuntural, y las apuestas hípicas se encuentran ya más allá del declive.
En cuanto al empleo que genera, en 2015 el sector privado daba trabajo directo a 42.476 personas, tras 1.300 nuevas contrataciones a lo largo del año por el incremento en salones de juegos, casinos y apuestas deportivas presenciales. Por otro lado, mientras que la Once mantuvo estable su red de vendedores, Selae llevó a cabo un ajuste en sus servicios centrales, aunque aumentó los vendedores en casi 3.000. En total, entre privado y público, 86.761 personas dependen del sector, llegando a casi 160.000 que se benefician de forma indirecta.
Su verdadero nombre es Julio, tiene 43 años, es de Vigo y trabaja en el sector de la automoción. Oculta sus apellidos para preservar su identidad pero no tiene reparo en contar la historia de su problema, la ludopatía, que desde hace tres meses está intentando superar siguiendo las pautas que le han dado los profesionales de la Asociación Gallega de Jugadores Anónimos (Agaja).Las máquinas tragaperras fueron su primer contacto con el juego y el inicio de una pesadilla de la que ha comenzado a despertar.
Su adicción al juego le llevó a tener que pedir créditos por un total de 24.000 euros en los últimos cuatro años. Julio relata su pesadilla.
Al principio su adicción tenía un límite. La alimentaba con el dinero en efectivo del que disponía pero con el paso de los años y la aparición de las nuevas tecnolo gías comenzó a efectuar apuestas online utilizando la tarjeta de crédito con la que, explica, «no me daba cuenta del dinero que estaba gastando, efectuando apuestas a lo loco, sin pensar. Cuando ganaba 300 euros reservaba 100 pero al final esa cantidad también la acababa jugando». Asegura que en un solo día podía llegar a gastar hasta 200 euros, con lo que el saldo de la tarjeta bajaba con tal rapidez que para llegar a final de mes tuvo que pedir préstamos bancarios de «miles de euros»(de ellos 6.000 en cada uno de los últimos cuatro años) de los que aún tiene pendiente de devolver alrededor de 24.000 euros. «Me di cuenta de que tenía un problema cuando perdí el control y gastaba dinero de más», señala Julio, que comenzó haciendo apuestas deportivas para luego ir ‘picando’ en todo. «El que es jugador lo hace en todo lo que le resulta posible».
Gracias al deporte ha comenzado a olvidar una afición que le causó problemas familiares y laborales. Dejó de visitar las casas de apuestas para ir al gimnasio, montar en bicicleta y jugar al tenis.