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ADICTOS AL JUEGO ONLINE. Este es un problema muy preocupante en Europa.

La mayoría comienza con un juego de blackjack, póquer o dados online inofensivo, gratuito, que “apareció” en la pantalla. Son chicos y juegan desde la comodidad de sus casas. No sólo son los nativos digitales, son también los chicos que se criaron con los juegos en línea.

El problema es que muchos de estos adolescentes y jóvenes no dudan en usar la tarjeta de crédito (de sus padres o propia) para seguir jugando sin límites. Son los nuevos adictos al juego combinado con las nuevas tecnologías.

Al respecto, el médico psiquiatra,Alfredo Cía, coincidió que “es un problema que se está observando en el mundo y está llegando a todo el mundo.Los jóvenes son más proclives a padecer este problema porque son más adictos a los juegos, es más probable que sean invitados o vean invitaciones a jugar gratuitamente desde distintos sitios online”.

Combinación peligrosa

Según aseveró, “parte de ellos pasan a apostar por dinero y comienzan a ser apostadores a muy corta edad y después pasan a tener problemas de juegos y muy rápidamente, porque acá se asocia lo atrapante del juego online y la posibilidad de poder jugar las 24 horas desde su casa y sin que nadie se entere. Otra cuestión es quese usa tarjeta y cuando más alejado se esté del uso del dinero, menos conciencia tenés de que estás apostando.Muchas veces, los chicos sustraen las tarjetas de créditos de sus padres y saben como utilizarlas”.

Cía advirtió que este es un problema que en Europa es cada vez más preocupante. Incluso, ya está demostrado en gente joven y población universitaria la incidencia de problemas de juegos de apuesta que triplica o cuadruplica la que había con el juego presencial y se da mucha más rápido que se asocien dos cosas”.

Una adicción sin sustancia

Las adicciones conductuales tienen importancia creciente, “son las problemáticas emergentes, también se las llama adicciones psicológicas o sin sustancias y están siendo incluidas en las clasificaciones internacionales dada la importancia que tienen en los albores del siglo XXI”, indicó el especialista a PRIMERA EDICIÓN.

Según explicó, el objetivo del juego es la recreación y la mayoría de los jugadores son jugadores sociales o de bajo riesgo, “es el que va acompañado, comparte el momento y se conforma si pierde”. Pero también están los que piensan que pueden vencer al azar y “eso es imposible porque, en general, la banca tiene ventajas”, admitió.

Según indicó, los que tuvieron la suerte del principiante se entusiasman más -esta es una primera fase de ganancia- y buscan repetir la experiencia una y otra vez.

“La segunda fase es la de pérdida, cuando el jugador ya no juega para ganar sino para recuperar lo perdido y ahí comienza la debacle. Ahí puede haber rachas buenas o malas, generalmente las personas toman conciencia que están en problemas en forma muy tardía. Se calcula que 1 de cada 20 apostadores comienza a tener problemas con el juego, esto es cerca del 4% de los apostadores. Y de esos que tienen problemas, de acuerdo a los criterios con que se considere la enfermedad, llega a enfermar alrededor del 1%”, precisó el psiquiatra.

Señales de alerta

“Quien tiene problemas de juego trata de ocultar a la familia que va al casino, generalmente va a los establecimientos de juegos solo y en horarios que no son los sociales. Por ejemplo, si el establecimiento abre a la mañana temprano o no cierra, esa persona aprovecha para ir antes de ir a trabajar. También es frecuente que de excusas para no decir que está jugando o se atrasa en sus horarios de llegada a la casa. Otros indicios de que la persona está teniendo problemas son que no le alcanza el dinero, comienza a haber problemas financieros en la familia porque utiliza el dinero que tenía destinado para los gastos mensuales; sobre todo los más jóvenes sustraen elementos valiosos de la casa para empeñarlos… todos estos son signos de alertas para la familia”, explicó.

El perfil de los apostadores

Hay muchas diferencias según género y según grupos etáreos entre los apostadores. Según indicó Cía, el perfil típico del jugador presencial es una persona que comienza a apostar informalmente alrededor de los 15 años, en el caso de los hombres, y accede al juego legal al cumplir la mayoría de edad. Según precisó, el promedio de tiempo entre los que comienzan a jugar y ese 4% que se enferma es de diez años.

En las mujeres, el inicio al juego presencial suele ser posterior, “se da entorno a los 18 a 20 años pero las que son vulnerables la fase que pasa entre comenzar a apostar y enfermarse es más breve que el hombre: sólo cinco años”, advirtió.

También hay diferencias en los tipos de juegos que eligen unos y otros: hay juegos compartidos como la ruleta en este momento, juegos que eligen más lo varones como el blackjack, póquer y los dados y otros más las mujeres, como el bingo y los slots o tragamonedas.

“Antes, los clubes de apuesta estaban prácticamente limitados a los varones y poco a poco eso fue cambiando. El avance de la mujer también se visibiliza en el juego: cada vez apuestan más”, destacó.

“La gente no apuesta más cuando hay crisis”

Cía aseguró que las estadísticas refutaron la hipótesis de que en épocas de crisis económicas la gente supuestamente tiende a apostar más, “a diferencia de lo que se pensaba, cuando las situaciones son realmente críticas, las personas apuestan menos porque optan por afrontar gastos imprescindibles. Aunque -obviamente- habló de las personas en general porque las que padecen adicción al juego creen que la suerte los va a acompañar y que podrán salvarse apostando”, señaló.

Autoexclusión

Según indicó el especialista, la autoexclusión de los casinos es un recurso complementario del tratamiento, “durante mucho tiempo la comunidad lo confundió con el tratamiento en sí mismo”.

Indicó que es una solicitud voluntaria y personal que hace un jugador que está en problemas.

“Si el período de exclusión es largo, la mayoría transgrede antes que se cumpla ese período, sobre todo esto se da en nuestro país donde no hay un sistema de control unificado como sí hay en otros países como España, donde para entrar a un casino deben presentar su DNI y automáticamente acceden a la lista de autoexcluidos de todo el país.

A su entender, el registro de autoexcluidos es más fácil de implementarlo en poblaciones pequeñas, donde todos se conocen.

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